miércoles, 28 de junio de 2017

El ajedrez como herramienta en el ámbito educativo

“No todo es blanco, o negro: es gris. Todo depende del matiz, busca y aprende a distinguir”.
(Fragmento de la canción “Molinos de viento”, Mago de Oz)


 
El ajedrez es un juego milenario que se practica en todo el mundo y en todas las culturas, y que sirve a la educación para modelar la personalidad del alumnado y realzar, descubrir o afianzar capacidades intelectuales.
Ajedrez

El ajedrez se define como un juego, un deporte, un arte y una ciencia.

Como juego, posibilita una actividad donde el que aprende prueba sus habilidades estratégicas y tácticas para resolver problemas. El alumno lo hace de forma libre, agradado por un ambiente de camaradería propio del juego, pero condicionado a un sistema de reglas que el profesor va proponiendo gradualmente. Se refuerza positivamente porque ve y mide el resultado de lo que hace y comprende que sus mecanismos, en cada nivel que asciende, son valorados por el profesor y por sus compañeros. Es aquí donde se lo considera un deporte.

El alumno percibe, a través de la comparación con libros, ejercicios, partidas y problemas que su progreso se enmarca en un orden de ilimitada complejidad. Aunque tal vez no llegue a un gran nivel de juego el alumno concibe todas las formas que lo convierten en un artista particular. Empieza a resolver problemas de progresiva complejidad intelectual y, eso sólo, basta para adquirir las nociones para manejar su propio intelecto. El deporte compara habilidades y, si es bien llevado por ese camino, el alumno obtiene placer en medirse con otros en busca de engrandecer sus habilidades. Los torneos, organizados en función de crearle justas expectativas para su formación, son necesarios. Allí, el alumno aprende a manejar sus logros, a socializar su individualidad, a no darse tregua para alcanzar mayores niveles y templa su espíritu al servicio de un logro deportivo. Saber ganar y perder, reconociendo sus habilidades y errores, en función de su entorno, le dan una nueva dimensión que modela su carácter.

El ajedrez es también una ciencia pues, a través de su práctica, empieza a investigar metodológicamente, con un aporte invalorable para sus desarrollos en la escuela. Cuando mide, en un torneo, sus logros, comprueba que se le instruye sobre las formas planificadas y sistemáticas de adquisición de aprendizajes. Con el simple método de prueba y error que frecuentemente se adopta en competencias, el alumno corrige su camino hacia el nivel infinito.

Por todo ello, los beneficios educativos y formativos del ajedrez son muchos, con un especial interés por el “enseñar a pensar”, ya que el ajedrez lo abarca y comprueba específicamente. Además, en su función educativa, está organizado para lograr, en la escuela, una serie de objetivos que podrían resumirse en los siguientes:
·  Ofrecer a los alumnos una actividad saludable, enriquecedora y divertida que puedan incorporarla a su repertorio de alternativas en su vida.
·  Fomentar la responsabilidad y el dominio de sí mismo a la hora de la toma de decisiones.
·  Presentar a los alumnos el ajedrez como un espacio de comunicación e intercambio de ideas.
·  Posibilitar la tolerancia ante las situaciones restrictivas o problemáticas, y la tenacidad en la búsqueda de situaciones.
·  Potenciar cualidades mentales como la atención y concentración.
·  Promover una actitud reflexiva para encontrar alternativas a la resolución de problemas, formulando argumentos lógicos.
·  Proponer una actividad lúdica que requiere de habilidad para la resolución de distintas situaciones problemáticas.
·  Observar distintas relaciones de causa y efecto que se producen en el transcurso del juego.
·  Asumir actitudes de buen deportista respetando las normas y aceptando adecuadamente las situaciones de victoria y derrota.
·  Adquirir hábitos de solidaridad y tolerancia en las relaciones sociales, valorando críticamente las diferencias de tipo social y rechazando cualquier tipo de discriminación.
·  Formar una imagen lo más ajustada a la realidad posible de sí mismo para así conocer virtudes, potencialidades y defectos.

  EL AJEDREZ COMO ENSEÑANZA TRANSVERSAL

La transversalidad plantea un enfoque global y holístico de la enseñanza, luchando contra la parcelación del conocimiento en materias con poca o ninguna relación entre sí. La transversalidad se justifica porque responde a una intencionalidad educativa y por lo tanto se ha de programar y planificar, interacciona con los aprendizajes de las áreas curriculares, ayuda a tomar decisiones y potencia el razonamiento.
También ayuda a fomentar los valores y a impulsar la relación escuela-entorno. En definitiva, contribuye de forma decisiva al desarrollo integral de la persona mediante el principio de acción reflexión. Asumida esta posición transversal de la enseñanza, la didáctica del ajedrez ya no se entiende sólo como enseñar a jugar y progresivamente ir mejorando el nivel de juego. A través del ajedrez vamos también a desarrollar otros aspectos educativos y a relacionar la actividad con otras esferas de la cultura, como por ejemplo el dibujo, la pintura, la fotografía, las matemáticas, o la escritura.
 Por supuesto que, semejante nivel de integración transversal es difícil de lograr y en la mayoría de los casos, nos encontraremos con el ajedrez como actividad extraescolar y con una relación bastante escasa con el resto de actividades y materias del centro.


Ajedrez

Las virtudes que propicia el ajedrez con su práctica continuada son innumerables: concentración, imaginación, previsión, memoria, voluntad, creatividad, intuición, planificación, prudencia, capacidad de sacrificio... La utilidad pedagógica del ajedrez no admite dudas, los niños y niñas comprenden todo con mayor facilidad, el colegio da una excelente imagen y los padres y madres están sumamente satisfechos. En todo caso, el deporte del tablero, gracias a su propia naturaleza nos brinda la posibilidad de desarrollar contenidos no solamente ajedrecísticos, de gran importancia social y formativa para el alumno, a través de su práctica.


“El Ajedrez es un mar en el cual un mosquito puede beber y un elefante puede bañarse”.
Refrán Hindú

“El ajedrez es un juego por su forma, un arte por su contenido y una ciencia por su dificultad. Pero si usted aprende a jugar bien, sentirá entonces una gran alegría”.
Tigran Petrosian


Fuente:
Juan Carlos Chacón Cánovas: El gran ajedrez para pequeños ajedrecistas. Consejería de Educación, Formación y Empleo. Región de Murcia. 2012




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